El uso de edulcorantes bajos en o sin calorías en niños: un análisis de la evidencia científica

Autor(es): Vicky Pyrogianni, MSc, Dietitian – Nutritionist, Nutrition Science Director, ISA

Una revisión de la declaración de principios de la Academia Americana de Pediatría

 

Aspectos destacados:

  • Todos los edulcorantes bajos en o sin calorías aprobados han pasado por una estricta evaluación de seguridad por parte de autoridades de seguridad alimentaria de todo el mundo, que han venido confirmando constantemente su seguridad.
  • Los estudios clínicos demuestran que sustituir productos azucarados por alternativas con edulcorantes bajos en o sin calorías puede ayudar a moderar el aumento de peso corporal o favorecer pequeñas pérdidas de peso en niños y adolescentes.
  • Los niños necesitan una alimentación equilibrada, con las calorías adecuadas y una amplia variedad de alimentos y nutrientes, para su correcto crecimiento y desarrollo dentro de un peso saludable. Los niños que precisan una reducción de calorías y/o de azúcares para controlar un aumento excesivo de peso corporal pueden consumir con seguridad edulcorantes bajos en o sin calorías para sustituir parte de los azúcares de su alimentación.

Dado que la obesidad infantil se asocia a enfermedades no transmisibles en la vida adulta, y que aún sigue en aumento en muchas partes del mundo, las autoridades de salud pública de varios países han mostrado un interés creciente en políticas que fomenten la reformulación de alimentos y el desarrollo de alimentos y bebidas con menos calorías y menos azúcar, grasas saturadas y sal (OCDE, 2019). A lo largo de las últimas décadas, los edulcorantes bajos en o sin calorías, utilizados como alternativas al azúcar en alimentos y bebidas, han ayudado al desarrollo de dichos productos con menos azúcar y menos calorías (Gibson et al, 2017). A la vista del mayor interés por el uso de edulcorantes bajos en o sin calorías, la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics – AAP) ha publicado una declaración de política en octubre de 2019, que examina la evidencia actual sobre el uso de edulcorantes bajos en o sin calorías durante la infancia y sugiere que existen lagunas en los conocimientos actuales y áreas potenciales de investigación en el futuro (Baker-Smith et al, 2019).

El informe de la AAP afirma que “puede ser razonable sostener que determinadas subpoblaciones de niños y niñas podrían beneficiarse del uso de ENN [edulcorantes no nutritivos]. Por ejemplo, los niños y adolescentes con obesidad podrían beneficiarse de una ingesta calórica total inferior. Los niños con diabetes mellitus de tipo 1 o 2 también podrían beneficiarse de la ausencia de respuesta glucémica y, a la vez, disfrutar del sabor dulce de los ENN”. No obstante, también afirma que existe una “ausencia de pruebas científicas sólidas que refuten o respalden la seguridad de estos agentes”, pese a la confirmación constante por parte de autoridades reguladoras de todo el mundo respecto a que los edulcorantes bajos en o sin calorías no plantean ningún problema de seguridad y al hecho de que se encuentran entre los ingredientes más exhaustivamente estudiados en todo el mundo.

El presente artículo pretende ofrecer un breve análisis de la literatura científica, que, a veces, incluye información contradictoria sobre los beneficios de los edulcorantes bajos en o sin calorías, y debatir la solidez y la calidad de la evidencia actual.

Los edulcorantes bajos en o sin calorías son seguros tanto para adultos como para niños

Todos los edulcorantes bajos en o sin calorías aprobados han pasado por una estricta evaluación de seguridad por parte de agencias de seguridad alimentaria de todo el mundo, como el Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Estos organismos han evaluado a fondo todo tipo de estudios que examinaban sus potenciales efectos agudos, subcrónicos y a largo plazo sobre animales y seres humanos y, en base a la totalidad del conocimiento científico disponible, han confirmado constantemente que los edulcorantes bajos en o sin calorías son seguros para todos los grupos de población, incluidos los niños, si se consumen dentro de los límites establecidos.

Estudios de ámbito mundial confirman que la ingesta de edulcorantes bajos en o sin calorías está muy por debajo de la Ingesta Diaria Admisible (IDA) de cada edulcorante individual entre la población general, tanto en niños como en adultos (Martyn et al, 2018). La IDA representa la cantidad de cada edulcorante que puede ingerirse diariamente a lo largo de toda la vida por una persona perteneciente a cualquier grupo de edad, infancia incluida, sin un riesgo apreciable para la salud.

También puedes leer la declaración de la ISA en respuesta a la declaración de principios de la AAP haciendo clic aquí.

¿Pueden los edulcorantes bajos en o sin calorías formar parte de la alimentación infantil?

Los niños necesitan una ingesta adecuada de energía (calorías) y de una amplia variedad de alimentos y nutrientes como parte de una alimentación general equilibrada que favorezca su crecimiento y desarrollo, y con el fin de alcanzar o mantener un peso saludable para su altura (Gidding et al, 2006). En general, durante el crecimiento no debería fomentarse la restricción calórica a menos que un niño o adolescente necesite controlar un aumento excesivo de peso corporal. En el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes, para controlar el peso son fundamentales las transformaciones en el estilo de vida que incluyan cambios dietéticos orientados a disminuir la ingesta calórica total, aumentar la actividad física y reducir el tiempo de sedentarismo.

A lo largo de las cuatro últimas décadas, han ido aumentando los índices de sobrepeso y obesidad en la infancia y la adolescencia (NCD Risk Factor Collaboration, 2017) en todo el mundo. Al mismo tiempo, se ha ido recomendando limitar el consumo excesivo de azúcares, grasas saturadas y sal para favorecer la salud en general, lo que incluye el control del peso corporal y la prevención de la obesidad. Por ejemplo, las directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre ingesta de azúcares libres por parte de adultos y niños recomiendan la reducción de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta energética diaria a lo largo de toda la vida (OMS, 2015).

Sin embargo, también sabemos que nacemos con una preferencia natural por el sabor dulce, y que los niños tienen una mayor predilección por este sabor, que disminuye a medida que se adentran en la etapa adulta (Mennella, 2014). Por ello, es difícil conseguir que los niños reduzcan el dulce en su alimentación. Una de las diversas estrategias que pueden seguirse para ayudar a disminuir la ingesta de calorías y azúcares (cuando es necesario) y, a la vez, gestionar nuestro gusto innato por el sabor dulce, es el uso de edulcorantes bajos en o sin calorías que sustituyan parte de los azúcares de la alimentación (Bellisle, 2015).

La hipótesis del “comportamiento goloso” en la infancia

El informe de la AAP afirma que “los datos sugieren, pero no demuestran de manera concluyente, que el uso de ENN [edulcorantes no nutritivos] puede fomentar la ingesta de alimentos y bebidas con azúcar, al afectar a las preferencias de sabor”. No obstante, los autores olvidaron examinar datos importantes procedentes de estudios en niños y adolescentes que demuestran que la ingesta de edulcorantes bajos en o sin calorías en vez de azúcares puede ayudar a controlar la ingesta de alimentos de sabor dulce.

La evidencia actual sobre los efectos del consumo de edulcorantes bajos en o sin calorías sobre el apetito y la ingesta de alimentos en la infancia indica que los edulcorantes bajos en o sin calorías no tienen impacto sobre la sensación de hambre, apetito o saciedad, ni dan como resultado sobrealimentación, mayor ingesta calórica y aumento de peso corporal (Rodearmel et al, 2007; Ebbeling et al, 2012; de Ruyter et al, 2013). De hecho, diversas revisiones respaldan la noción de que la ingesta de edulcorantes bajos en o sin calorías ni fomenta ni suprime el apetito en los seres humanos (Bellisle, 2015; PHE, 2015; Rogers, 2017; Towes et al, 2019). Y, lo que es interesante, en un estudio de intervención de 18 meses con 641 niños realizado por de Ruyter et al., el consumo de bebidas con edulcorantes bajos en calorías tendía a reducir, más que a aumentar, la ingesta de alimentos que contienen azúcares, y su uso estaba asociado a una menor ingesta de alimentos de sabor dulce (de Ruyter et al, 2013). Esto sugiere que los edulcorantes bajos en o sin calorías pueden ayudar a satisfacer el deseo de algo dulce, y que los edulcorantes bajos en o sin calorías no fomentan un “comportamiento goloso” (Bellisle, 2015).

En general, la evidencia actual no respalda una asociación entre el uso de edulcorantes bajos en o sin calorías (o la exposición al dulce en general) y una mayor apetencia de azúcar o de productos dulces, ni un cambio en las preferencias de sabor (Appleton et al, 2018).

La investigación clínica sobre edulcorantes bajos en o sin calorías y peso corporal en niños y adolescentes indica un beneficio potencial

Algunos de los ensayos controlados aleatorizados (ECA) más amplios y llevados a cabo con mayor rigor hasta la fecha, que estudiaban el impacto de sustituir bebidas edulcoradas con azúcar por alternativas bajas en calorías, han demostrado los efectos beneficiosos de tal sustitución sobre la adiposidad infantil (Ebbeling et al, 2006; Rodearmel et al, 2007; Ebbeling et al, 2012; de Ruyter et al, 2012; Katan et al, 2016). Se concluyó que este efecto era mayor en niños con un IMC inicial superior, lo que sugiere que reducir la ingesta de bebidas edulcoradas con azúcar mediante su sustitución por opciones bajas en calorías puede beneficiar a una elevada proporción de niños, en especial a aquellos en riesgo de padecer sobrepeso u obesidad (Katan et al, 2016).

Según la declaración de principios de la Academia Americana de Pediatría, estudios de corta y media duración demuestran que:“Cuando sustituyen a bebidas o alimentos edulcorados y calóricos, los ENN pueden moderar el aumento de peso corporal o favorecer pequeñas pérdidas de peso (+-1 kg) en niños (y adultos); no obstante, los datos son limitados”. Varios ensayos controlados aleatorizados en niños y adolescentes han examinado el papel de los edulcorantes bajos en o sin calorías en el control del peso corporal en estudios de una duración de hasta 18 meses, que es un periodo suficiente para evaluar los efectos de las intervenciones sobre los resultados de peso corporal. Estos estudios ofrecen una sólida evidencia, tras un año de seguimiento, de que la sustitución de bebidas edulcoradas con azúcar por alternativas dietéticas reduce el aumento de peso corporal y la grasa corporal en niños y adolescentes, como reconocen expertos independientes (Malik et al, 2019).

De manera similar, en un análisis reciente de la evidencia científica sobre los edulcorantes bajos en o sin calorías en la infancia por parte de un grupo de expertos de la Sociedad Mexicana de Pediatría, se afirma que la evidencia actual demuestra que sustituir el azúcar por edulcorantes bajos en o sin calorías puede dar lugar a un menor aumento de peso en los niños, y que algunos estudios en adolescentes han demostrado que esta sustitución puede tener moderados efectos beneficiosos sobre adolescentes con sobrepeso y obesidad. El grupo de expertos llegó a la conclusión de que en niños con obesidad, síndrome metabólico o diabetes, los edulcorantes bajos en o sin calorías pueden representar una herramienta adicional a incluir dentro de un estilo de vida saludable que integre una alimentación equilibrada y actividad física (Wakida-Kuzunoki et al, 2017).

Resultados contradictorios respecto a los efectos sobre el peso corporal: La importancia de evaluar la calidad de las pruebas

Contrariamente a las conclusiones de los ECA, que, por su diseño, proporcionan una evidencia de mayor calidad, determinadas investigaciones en forma de estudios observacionales han informado sobre asociaciones positivas contradictorias entre el consumo de edulcorantes bajos en o sin calorías y el aumento de peso corporal (Baker-Smith et al, 2019). Sin embargo, los estudios observacionales no son, por su naturaleza, estudios que puedan demostrar causa y efecto, puesto que el sesgo en la selección, factores residuales de confusión y causalidad inversa pueden afectar a las asociaciones observadas (Sievenpiper et al, 2017). Las pruebas procedentes de datos epidemiológicos están calificadas como de baja calidad y se consideran, por tanto, “débiles”. (Manual de la OMS, 2014).

Investigación en el futuro sobre edulcorantes bajos en o sin calorías en la infancia

El informe de la AAP concluye que la evidencia actual en niños es limitada, y recomienda llevar a cabo una investigación más amplia sobre el modo en que los edulcorantes bajos en o sin calorías afectan al peso, las preferencias de sabor, los niveles de azúcar en sangre, la sensibilidad a la insulina, y el riesgo de diabetes o síndrome metabólico en niños. La evidencia existente hasta la fecha no respalda efecto adverso alguno de los edulcorantes bajos en o sin calorías sobre las preferencias de sabor o la ingesta de alimentos, peso corporal o control glucémico. La evidencia colectiva procedente de estudios controlados sobre animales y seres humanos, tanto adultos como niños, incluidos niños con diabetes tipo 1, no respalda vínculo causal ni impacto alguno de los edulcorantes bajos en o sin calorías sobre la resistencia a la insulina o el control de la glucosa, la diabetes, o el síndrome metabólico, mediante efectos sobre el microbioma intestinal u otro mecanismo (Tucker y Tan, 2017; Nichol et al, 2018; Lobach et al, 2019).

Una futura investigación clínica, bien diseñada, puede ayudar a científicos, responsables de formulación de políticas y consumidores a conocer mejor los beneficios potenciales de los edulcorantes bajos en o sin calorías.

Conclusiones finales

La seguridad de todos los edulcorantes bajos en o sin calorías aprobados viene confirmándose repetidamente por parte de autoridades reguladoras internacionales, como el JECFA, la FDA y la EFSA, tanto para adultos como para niños.

Los beneficios de los edulcorantes bajos en o sin calorías están relacionados con la reducción de la ingesta de azúcares y calorías dentro de una alimentación equilibrada. No debe esperarse que los edulcorantes bajos en o sin calorías provoquen, por sí mismos, pérdida de peso corporal o disminución de los niveles de glucosa en sangre; como aditivos alimentarios, no pueden actuar como soluciones mágicas. En conjunto, la evidencia científica hasta la fecha respalda la noción de que, cuando se usan para sustituir bebidas o alimentos edulcorados y calóricos, las alternativas con edulcorantes bajos en o sin calorías pueden tener beneficios potenciales en el control del peso corporal y la glucemia. Así mismo, el uso de edulcorantes bajos en o sin calorías se ha asociado a una menor presencia de caries dental.

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